sábado, 26 de marzo de 2011

El árbol gordito

 

Esta es la historia de un niñito explorador que andaba buscando cosas muy insólitas, un día se fue a una montaña en las afueras de la ciudad donde vivía, fue con sus hermanitos algo mayores que él, allí habían muchos árboles muy altos, la mayoría eucaliptos, éstos olían delicioso y fresco; pero allí en medio de ellos había un árbol gordito muy especial que salía como de la nada, era un poco alto pero no tanto como los eucaliptos, el niñito se acerco muy sigilosamente (despacito) y vio una pequeña ardillita que se encaramó muy velozmente y se escondió entre las ramas, luego vió unos pajaritos en su nido muy mullido, a los cuales la mamá pajarita los alimentaba con mucha ternura, después vio en el mismo árbol muchos pajaritos de diversos colores y tamaños.
El niñito concluyo que de ese árbol gordito salían todos los pájaros del bosque y viendo que en el tronco habían algunos huecos por donde se colaban las ardillitas, también concluyo que era el hogar de todas las ardillitas del bosque, también habían conejitos silvestres brincando alrededor del árbol y metiéndose en unos huequitos muy cerca de las raíces del árbol.  E l árbol era definitivamente un centro de vida, una vivienda para muchos animalitos del bosque, el niñito sintió una sensación reconfortante al saber que los animalitos se encontraban protegidos y vivían felices en aquel árbol gordito.
A su vuelta a casa el conto a su mamá esto y le expreso el deseo de sembrar un árbol gordito en su jardín así el podría también irse a vivir entre sus ramas con todos los animalitos y  sentirse muy protegido y acompañado. Su mamá le hizo ver que los animalitos vivían de manera distinta y estaban equipados por la naturaleza para vivir en los árboles, le dijo que los niñitos son diferentes y que las casas o departamentos donde habitan los protegen del frio del viento y otras inclemencias del tiempo, los niños son protegidos por sus padres o abuelos… y se les alimenta con mucho amor, también le hizo ver que los humanos podemos contribuir a cuidar con mucha inteligencia y amor a los animalitos;  cuidando la naturaleza y los bosque donde viven  muchos animalitos y hay aire limpio nos mantendremos saludables y seremos felices.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La manzana de algodón


Esta es la historia de niñita muy tierna y preciosa que soñaba con tener muchos animalitos y cuidarlos, ella tenía su gatito llamado chimo, chimo era un gatito muy picaron, sus ojitos amarillos estaban siempre buscando las madejas de lana de la mamá de la niñita, así que la mamá peleaba mucho con el gatito, la niñita sufría por esto y quería que su gatito dejara de ser travieso para que su mamá dejara de pelear con él, esto parecía imposible…
Cuando llegaba la hora de comer del gatito la pequeñita le colocaba en un platito la comidita y la leche en otro, el gatito comía muy juicioso y luego ronroneaba en un rinconcito hasta que enrollado muy enrolladito se dormía, los niños jugaban y por más ruido que hacían el gatito no se despertaba…pero un día vino a jugar con los niños una pequeñita muy traviesa que empezó a jalar de las orejas al gatito, este se despertó y se puso muy bravo así que rasguño las manos de la niñita hasta que la pequeña lloro tanto que la mamá de la niñita dueña del gatito dándose cuenta de lo sucedido regaño mucho al gatito y lo mando afuera.
En la noche el gatito maullaba mucho en el patio de la casa, la niñita fue a recogerlo y lo metió en un el closet el gatito ronroneaba y ronroneaba muy contento hasta que se quedo dormido, la niñita también se durmió muy feliz en su camita. Al día siguiente, al salir al colegio la niñita cerro el closet para que su mamá no se diera cuenta que el gatito estaba allí  pero igual la mama pasaba por el cuarto de las niñitas y oyó maullar al gatito y también sus garras  que aruñaban la puerta del closet así que la mamá fue a sacarlo.
Cuando la niñita llego del colegio la mamá tenía preparadas unas deliciosas manzanas al horno, los niños se lanzaron a comer las manzanas, pero la niñita dueña del gatito cogió una manzana de algodón y todos se rieron, pensaron que era una broma de la mamá, no sabían porque su mamá había puesto esa manzana de algodón. Cuando le preguntaron porque había puesto una manzana de algodón entre las manzanas de verdad la mamá les contesto que la manzana de algodón era para el gatito, para que jugara con ella mientras los niños comían sus deliciosas manzanas, ella dijo que el gatito también tenía derecho a disfrutar pero como el no comía manzanas, al menos podía jugar con la manzana de algodón. Así la niñita se dio cuenta que su mamá también quería al gatito y se puso muy feliz.

martes, 2 de noviembre de 2010

La niñita que saltaba


Esta es la historia de una niñita a quien le gustaba mucho saltar, ella saltaba para salir de su cama, saltaba para ir al baño,  bajaba las escaleras saltando y luego de un brinco se subía a la silla del comedor para desayunar, después salía a la parada del bus saltando  cuando sus hermanas salían corriendo para tomar el bus del colegio, allí habían unas escaleras en la casa de Juanito, donde esperaban el bus del colegio y hacían competencia de salto con otras niñas que esperaban el bus allí también, ella entrenaba el salto mucho, quería volverse campeona del salto.
Esta niñita casi siempre en sus sueños se veía saltando y alcanzando grandes alturas y recorriendo grandes distancias, soñaba y soñaba también con poder saltar hasta el cielo, un día se cayó de la cama y se asusto mucho, lloro del susto , entonces su hermanita se despertó y ella le conto que  había  soñado que se lanzaba desde una montaña en un salto gigantesco, y se supone que iba a caer en un colchoncito muy mullido, la hermanita le dijo que ella también quería entrar en ese sueño, así que cogiditas de la mano fueron a dormirse, el resto de la noche la niñita soñó que estaba saltando en el cielo de nubecita en nubecita, era tan hermoso que no quería despertarse, pero su hermanita la despertó para contarle que se había soñado con un precioso angelito saltarín, este angelito saltaba por las nubes y se reía con su risa de bebe, esto fue tan lindo que desde ese día las niñitas se pusieron de acuerdo para soñar los mismos sueños.
Un día la familia fue de paseo a un lugar que tenía muchas pequeñas colinas, era como un paraíso para la niñita saltarina, cada pequeña colina subía corriendo y luego bajaba saltando era todo tan divertido, bajo un cielo totalmente despejado ,  el campo lleno de florecitas amarillas, la niña sentía que podía coger el aire y saltar a las nubes.  De pronto apareció un conejito que saltando la hizo internarse a un bosquecito por el que cruzaba un riachuelo muy cantarín, la niñita se saco los zapatitos y cruzo el riachuelo, el agua le llegaba a las rodillas, su hermanito de dos años estaba en la otra orilla .
La niñita saltarina saltaba en el agua mientras cruzaba, de pronto vio que su hermanito saltaba hacía el agua y luego se caía, el bebe no sabía nadar, la niñita muy angustiada salto como nunca para ir a rescatar a su pequeño hermanito; lo saco del agua y lo llevo donde su mamá explicándole lo sucedido, su mamá la felicito y la abrazó y le dijo que se merecía el primer premio de saltarina y una condecoración, fue algo muy emocionante y la niñita se dio cuenta que sus dotes de saltarina si servían mucho, así que siguió practicando con mayor entusiasmo y muy feliz de hacerlo.

martes, 26 de octubre de 2010

El niñito y el mar


Esta es la historia de un niñito que creía que pasando el mar estaba el cielo. El mar era tan azul e inmenso que parecía infinito, este niño fue al mar con sus padres y hermanitos unas vacaciones, él estaba acostumbrado a ver las montañas y los nevados poniendo límite a la ciudad donde vivían y él creía que hasta allí llegaba la tierra…pero el mar…el mar era tan inmenso que parecía no tener límites. Un día el niño se quedo mirando el mar cuando en la lejanía vio un bote de pescadores , él niño pensó que eran ángeles que vivían en la otra orilla.
Como no venían pronto los de la barca, él se acomodo bien sentadito en la playa hasta que se le cerraron los ojitos de tanto mirar la lejanía y cayo dormido en la arena al arrullo de las olas. Vio entonces un barco blanco muy luminoso, de allí bajaron dos ángeles y lo subieron al barco llevándolo a la otra orilla del mar, el pequeño se quedo maravillado con todo lo que vio allí, las flores y los árboles eran de colores y formas nunca vistos antes, el agua purísima manaba de una fuente de oro y mármol…tantas cosas bellísimas vio, pero lo más bello era el mar azul intenso y el arco iris que salía de atrás de unas montañas de cristal… el niño avanzo hacía el mar y sus piecitos se mojaron deliciosamente, ese momento despertó y se dio cuenta que las olas ya estaban jugando con sus pies.
Miro el mar y busco la barca de los ángeles pero no vio ya nada, lo único que vio fue el sol metiéndose al mar (ya estaba cayendo la tarde). De pronto parecía entender todo, el sol se iba a la casa esplendorosa de la otra orilla, esto explicaba todo así que se puso muy contento y cuando volvió al hotel les conto a sus hermanitos que había conocido la casa del sol. Cuando le decían que había sido sueño él respondía ese sueño se iba a hacer realidad cuando fuese grande porque él iba a hacerse marinero y saldría entonces a buscar la casa del sol.
Su madre tardo algún tiempo en hacerle entender que el sol no tenía casa y que en la otra orilla solo había una tierra parecida a la que veían allí y que tendría cosas maravillosas y allí también había niños soñando que habría en la otra orilla del mar o preguntándose si navegando y navegando llegarían a algún lugar esplendoroso, su mama decía que en esto consiste el milagro de este mundo en saber que detrás de las montañas o los mares hay otros lugares maravillosos, otras gentes que son diferentes y que cada lugar tiene un encanto o una belleza propia.

viernes, 22 de octubre de 2010

Un día de campo

Esta es la historia del paseo de dos niñitas que se encontraron por casualidad en el campo cuando sus familias pasaban un día en las afueras de la ciudad, cerca a un pueblito poblado de gente muy amable.  Todo en la naturaleza cantaba y el aire era muy limpio, las florecitas de todos los colores  se asomaban a cada paso, por entre los arboles el viento y los pájaros cantaban a la creación por todos lados, las mariposas revoloteaban muy alegres y sus lindos colores competían con los de las flores, también había un panal de abejitas que iban y venían muy laboriosamente fabricando su miel.
Las niñitas de las cuales hablamos corrían tras de las maripositas cuando se tropezaron y casi se caen, les dio mucha risa este tropezón y empezaron a reírse tanto que los pájaros se unieron a esta música de alegría. Las pequeñas luego hablaron muy contentas, ellas propusieron un juego, el de buscar la flor más linda y grande, así que salieron a buscarlas, fue muy difícil porque tuvieron que correr hasta la orilla de un lejano rio pues en  las faldas del nevado se encontraba una mansión que era considerada un palacio abandonado, la niñita rubia dijo a la otra pequeña que eso era mentira pues allí vivía su abuelo y que para llegar allí había que atravesar un puente colgante algo peligroso.
Corriendo mucho  llegaron hasta el puente y entre gritos emocionados y risas lo cruzaron  luego entraron al hermoso jardín de la mansión y con gran rapidez cada una escogió la flor que consideraba más linda, la pequeña de cabello castaño oscuro escogió una hermosa rosa y la niña rubia escogió una preciosa margarita, de pronto el abuelito de la pequeña niña rubia salió y se sorprendió al encontrar a su nietecita con una amiguita, les pregunto qué hacían allí y las niñitas le respondieron, el  abuelito entonces le advirtió a la niña que había escogido la rosa que tuviese cuidado pues esta tenía grandes espinas para defenderse ya que a las flores no les gusta que las maltraten al cortarlas: él entonces saco unas tijeras especiales  y muy amablemente les ayudo a las pequeñas a cortarlas.
Los padres de las niñas se preocuparon al no ver a las niñas cuando la tarde ya caía y se iban a volver a la casa, se fueron a buscarlas pero no las veían cerca, de pronto el hermanito de una de ellas que se había encaramado a un árbol grito que venían corriendo, los padres las reprendieron por irse tan lejos sin avisarles y cuando vieron que traían flores tan lindas se contentaron, entre todos se pusieron de acuerdo que ambas flores eran tan hermosas como eran y ninguna mejor que la otra. Así dos niñitas hicieron una linda amistad siendo ellas mismas como eran sin discutir  cual era la mejor ni cual tenía lo mejor o conseguía algo mejor, disfrutaron entonces de sus juguetes diferentes las dos compartiendo  las cosas  y ayudándose mutuamente a conseguir lo que querían.

   



lunes, 18 de octubre de 2010

La niñita y los espejos



Esta es la historia de una niñita que descubrió que no solo los espejos sirven para ver el reflejo de las personas o las cosas. Esta niñita andaba investigando los espejos pues ella creía que eran mágicos o algo así, no se explicaba como ella o su mamá…o las cosas en su habitación estaban ahí. Ya había visto que por  los lados y por atrás de los espejos no había nada mágico…no encontraba nada para explicar el asunto.
Un día la familia de la niñita fue a un lindo paseo a una hermosa laguna, era un día de sol y las florecitas parecían sonreír, el sol brillaba…y brillaba sobre el agua cristalina, esto atrajo la atención de la pequeña y cual no sería su sorpresa cuando vio que el nevado del frente se reflejaba en el agua… ¡el agua era un gigantesco espejo!... esto era un descubrimiento maravilloso, la pequeña  entonces pensó que el mundo era un gran espejo.
 Algo muy extraño para la niñita fue que cuando se acercaron a la orilla del lago los ojitos de ella solo vieron unas luces brillantes reflejadas en el agua, esto no tenía explicación porque cuando la niña miro al cielo vio una paloma volando y en el agua no se veía la paloma, solo los reflejos dorados del sol, entonces la pequeña pregunto a su papá que pasaba, su papá le explico que el brillo del sol se reflejaba en el agua y que la superficie del lago era algo así como un gigantesco espejo y que a distancia se podían ver las grandes cosas reflejarse en él.
De todas maneras la niñita se quedo pensativa  y cuando volvió a su casa se miro largamente al espejo, pensando y pensando  hasta que se le ocurrió una idea,  lleno de agua la bañera y llevo un muñeco a ver si se reflejaba…pero no…, entonces fue a traer un espejo y lo puso bajo el agua, luego puso a flotar el muñeco de plástico sobre el agua,  efectivamente el muñeco se veía   reflejado en el fondo
Los espejos, si bien eran maravillosos no eran mágicos. Ella entonces preguntó a su mamá si las lagunas tendrían espejos gigantescos en el fondo y claro la repuesta fue negativa. La mamá le dijo que las maravillas que vemos tienen una explicación pero que hay que estudiar mucho para comprender los secretos de las proyecciones y otras cosas, pero que lo más lindo es darse cuenta de que nuestro planeta tiene cosas muy hermosas que debemos cuidar.
En nuestros ojos se reflejan las cosas hermosas del mundo y en nuestro corazón los sentimientos de amor, bondad, generosidad…que no podemos ver pero si sentir
   

jueves, 14 de octubre de 2010

El niñito que volaba



Esta historia es la del primer viaje en avión de un niñito. Este niñito de hermoso color canela tenía la capacidad de encantarse con las cosas más sencillas de la vida, pero un día su mamá lo llevo con sus otros hermanitos a otro país así que tomaron un avión, esto fue increíble para el niñito, él no podía creer que estaba muy alto en el cielo, así que todo el camino hacía preguntas muy originales, preguntaba por ejemplo si el cielo se había caído sobre las montañas, o si esas montañas blancas  que se veían en el cielo eran de algodón, también se le ocurría que volando mucho llegaría donde Dios y sus angelitos…

El pequeño se durmió muy juicioso luego y adivina que vio en sus sueños… sí, él vio unos angelitos revoloteando en el cielo y muchas mariposas hermosas de muchos colores muy brillantes, también vio las estrellitas , era algo maravilloso, pero lo mejor de todo fue que se encontró con muchos niñitos de muchos colores, eran preciosos y muy amables le sonreían y le dieron deliciosos manjares, nada había conocido tan sensacional, él quería quedarse en ese lugar, lo único es que no vio a sus hermanitos ni a su mamá y empezó a llorar, ese momento se despertó llorando, lloraba sin parar desconsoladamente, hasta que sus hermosos ojitos café oscuros vieron a su mamá y sus hermanitos que preocupados trataban de calmarlo.

La azafata anuncio que estaban prontos a aterrizar y el niñito estaba convencido de que llegaría a ese lugar maravilloso que él había visto en sus sueños… pero no.  Bajando las escaleras del avión él vio todo gris, estaba lloviznando, así que arranco a llorar nuevamente, su mamá con mucha ternura lo abrazo y lo abrigo con una suave cobijita, pero el niño seguía sollozando,  luego con todo el ajetreo los hermanitos tuvieron que hacerse cargo un ratito de él, sus hermanitas y hermanito lo calmaban explicándole que iban a llegar a la linda casa de los abuelitos y allí comería cosas deliciosas y que todo el tiempo iban a ir a lindos parques, a la piscina y verían a muchas cosas nuevas y lindas, entre suspiros sollozos y caricias el niñito fue tranquilizándose.

La mamá luego le explico que si existía ese lugar que el había visto en sus sueños y habían montañas blancas luminosas y casas de oro, hermosos niñitos buenos y angelitos, y todo lo más increíblemente lindo: “Es el cielo de Dios al que volaremos luego si nos portamos bien y no peleamos ni hacemos cosas malas, allí iremos y seremos muy felices, también estaremos todos juntos, tú, tus hermanitos, yo… y todas las personas buenas, no tendremos que bajar de allí, pero mientras estamos en la tierra veremos también cosas muy lindas  como las verdes montañas, las flores, los prados, los pajaritos y el sol tan brillante…,  hay días grises y lluviosos  y personas malas pero  son muchos más los buenos y lo bello, así que alégrate y se feliz hijito precioso”.  El niñito disfrutó mucho esas vacaciones  y le gusto mucho lo que vio y vivió y las personas que conoció.