viernes, 22 de octubre de 2010

Un día de campo

Esta es la historia del paseo de dos niñitas que se encontraron por casualidad en el campo cuando sus familias pasaban un día en las afueras de la ciudad, cerca a un pueblito poblado de gente muy amable.  Todo en la naturaleza cantaba y el aire era muy limpio, las florecitas de todos los colores  se asomaban a cada paso, por entre los arboles el viento y los pájaros cantaban a la creación por todos lados, las mariposas revoloteaban muy alegres y sus lindos colores competían con los de las flores, también había un panal de abejitas que iban y venían muy laboriosamente fabricando su miel.
Las niñitas de las cuales hablamos corrían tras de las maripositas cuando se tropezaron y casi se caen, les dio mucha risa este tropezón y empezaron a reírse tanto que los pájaros se unieron a esta música de alegría. Las pequeñas luego hablaron muy contentas, ellas propusieron un juego, el de buscar la flor más linda y grande, así que salieron a buscarlas, fue muy difícil porque tuvieron que correr hasta la orilla de un lejano rio pues en  las faldas del nevado se encontraba una mansión que era considerada un palacio abandonado, la niñita rubia dijo a la otra pequeña que eso era mentira pues allí vivía su abuelo y que para llegar allí había que atravesar un puente colgante algo peligroso.
Corriendo mucho  llegaron hasta el puente y entre gritos emocionados y risas lo cruzaron  luego entraron al hermoso jardín de la mansión y con gran rapidez cada una escogió la flor que consideraba más linda, la pequeña de cabello castaño oscuro escogió una hermosa rosa y la niña rubia escogió una preciosa margarita, de pronto el abuelito de la pequeña niña rubia salió y se sorprendió al encontrar a su nietecita con una amiguita, les pregunto qué hacían allí y las niñitas le respondieron, el  abuelito entonces le advirtió a la niña que había escogido la rosa que tuviese cuidado pues esta tenía grandes espinas para defenderse ya que a las flores no les gusta que las maltraten al cortarlas: él entonces saco unas tijeras especiales  y muy amablemente les ayudo a las pequeñas a cortarlas.
Los padres de las niñas se preocuparon al no ver a las niñas cuando la tarde ya caía y se iban a volver a la casa, se fueron a buscarlas pero no las veían cerca, de pronto el hermanito de una de ellas que se había encaramado a un árbol grito que venían corriendo, los padres las reprendieron por irse tan lejos sin avisarles y cuando vieron que traían flores tan lindas se contentaron, entre todos se pusieron de acuerdo que ambas flores eran tan hermosas como eran y ninguna mejor que la otra. Así dos niñitas hicieron una linda amistad siendo ellas mismas como eran sin discutir  cual era la mejor ni cual tenía lo mejor o conseguía algo mejor, disfrutaron entonces de sus juguetes diferentes las dos compartiendo  las cosas  y ayudándose mutuamente a conseguir lo que querían.

   



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