martes, 26 de octubre de 2010

El niñito y el mar


Esta es la historia de un niñito que creía que pasando el mar estaba el cielo. El mar era tan azul e inmenso que parecía infinito, este niño fue al mar con sus padres y hermanitos unas vacaciones, él estaba acostumbrado a ver las montañas y los nevados poniendo límite a la ciudad donde vivían y él creía que hasta allí llegaba la tierra…pero el mar…el mar era tan inmenso que parecía no tener límites. Un día el niño se quedo mirando el mar cuando en la lejanía vio un bote de pescadores , él niño pensó que eran ángeles que vivían en la otra orilla.
Como no venían pronto los de la barca, él se acomodo bien sentadito en la playa hasta que se le cerraron los ojitos de tanto mirar la lejanía y cayo dormido en la arena al arrullo de las olas. Vio entonces un barco blanco muy luminoso, de allí bajaron dos ángeles y lo subieron al barco llevándolo a la otra orilla del mar, el pequeño se quedo maravillado con todo lo que vio allí, las flores y los árboles eran de colores y formas nunca vistos antes, el agua purísima manaba de una fuente de oro y mármol…tantas cosas bellísimas vio, pero lo más bello era el mar azul intenso y el arco iris que salía de atrás de unas montañas de cristal… el niño avanzo hacía el mar y sus piecitos se mojaron deliciosamente, ese momento despertó y se dio cuenta que las olas ya estaban jugando con sus pies.
Miro el mar y busco la barca de los ángeles pero no vio ya nada, lo único que vio fue el sol metiéndose al mar (ya estaba cayendo la tarde). De pronto parecía entender todo, el sol se iba a la casa esplendorosa de la otra orilla, esto explicaba todo así que se puso muy contento y cuando volvió al hotel les conto a sus hermanitos que había conocido la casa del sol. Cuando le decían que había sido sueño él respondía ese sueño se iba a hacer realidad cuando fuese grande porque él iba a hacerse marinero y saldría entonces a buscar la casa del sol.
Su madre tardo algún tiempo en hacerle entender que el sol no tenía casa y que en la otra orilla solo había una tierra parecida a la que veían allí y que tendría cosas maravillosas y allí también había niños soñando que habría en la otra orilla del mar o preguntándose si navegando y navegando llegarían a algún lugar esplendoroso, su mama decía que en esto consiste el milagro de este mundo en saber que detrás de las montañas o los mares hay otros lugares maravillosos, otras gentes que son diferentes y que cada lugar tiene un encanto o una belleza propia.

viernes, 22 de octubre de 2010

Un día de campo

Esta es la historia del paseo de dos niñitas que se encontraron por casualidad en el campo cuando sus familias pasaban un día en las afueras de la ciudad, cerca a un pueblito poblado de gente muy amable.  Todo en la naturaleza cantaba y el aire era muy limpio, las florecitas de todos los colores  se asomaban a cada paso, por entre los arboles el viento y los pájaros cantaban a la creación por todos lados, las mariposas revoloteaban muy alegres y sus lindos colores competían con los de las flores, también había un panal de abejitas que iban y venían muy laboriosamente fabricando su miel.
Las niñitas de las cuales hablamos corrían tras de las maripositas cuando se tropezaron y casi se caen, les dio mucha risa este tropezón y empezaron a reírse tanto que los pájaros se unieron a esta música de alegría. Las pequeñas luego hablaron muy contentas, ellas propusieron un juego, el de buscar la flor más linda y grande, así que salieron a buscarlas, fue muy difícil porque tuvieron que correr hasta la orilla de un lejano rio pues en  las faldas del nevado se encontraba una mansión que era considerada un palacio abandonado, la niñita rubia dijo a la otra pequeña que eso era mentira pues allí vivía su abuelo y que para llegar allí había que atravesar un puente colgante algo peligroso.
Corriendo mucho  llegaron hasta el puente y entre gritos emocionados y risas lo cruzaron  luego entraron al hermoso jardín de la mansión y con gran rapidez cada una escogió la flor que consideraba más linda, la pequeña de cabello castaño oscuro escogió una hermosa rosa y la niña rubia escogió una preciosa margarita, de pronto el abuelito de la pequeña niña rubia salió y se sorprendió al encontrar a su nietecita con una amiguita, les pregunto qué hacían allí y las niñitas le respondieron, el  abuelito entonces le advirtió a la niña que había escogido la rosa que tuviese cuidado pues esta tenía grandes espinas para defenderse ya que a las flores no les gusta que las maltraten al cortarlas: él entonces saco unas tijeras especiales  y muy amablemente les ayudo a las pequeñas a cortarlas.
Los padres de las niñas se preocuparon al no ver a las niñas cuando la tarde ya caía y se iban a volver a la casa, se fueron a buscarlas pero no las veían cerca, de pronto el hermanito de una de ellas que se había encaramado a un árbol grito que venían corriendo, los padres las reprendieron por irse tan lejos sin avisarles y cuando vieron que traían flores tan lindas se contentaron, entre todos se pusieron de acuerdo que ambas flores eran tan hermosas como eran y ninguna mejor que la otra. Así dos niñitas hicieron una linda amistad siendo ellas mismas como eran sin discutir  cual era la mejor ni cual tenía lo mejor o conseguía algo mejor, disfrutaron entonces de sus juguetes diferentes las dos compartiendo  las cosas  y ayudándose mutuamente a conseguir lo que querían.

   



lunes, 18 de octubre de 2010

La niñita y los espejos



Esta es la historia de una niñita que descubrió que no solo los espejos sirven para ver el reflejo de las personas o las cosas. Esta niñita andaba investigando los espejos pues ella creía que eran mágicos o algo así, no se explicaba como ella o su mamá…o las cosas en su habitación estaban ahí. Ya había visto que por  los lados y por atrás de los espejos no había nada mágico…no encontraba nada para explicar el asunto.
Un día la familia de la niñita fue a un lindo paseo a una hermosa laguna, era un día de sol y las florecitas parecían sonreír, el sol brillaba…y brillaba sobre el agua cristalina, esto atrajo la atención de la pequeña y cual no sería su sorpresa cuando vio que el nevado del frente se reflejaba en el agua… ¡el agua era un gigantesco espejo!... esto era un descubrimiento maravilloso, la pequeña  entonces pensó que el mundo era un gran espejo.
 Algo muy extraño para la niñita fue que cuando se acercaron a la orilla del lago los ojitos de ella solo vieron unas luces brillantes reflejadas en el agua, esto no tenía explicación porque cuando la niña miro al cielo vio una paloma volando y en el agua no se veía la paloma, solo los reflejos dorados del sol, entonces la pequeña pregunto a su papá que pasaba, su papá le explico que el brillo del sol se reflejaba en el agua y que la superficie del lago era algo así como un gigantesco espejo y que a distancia se podían ver las grandes cosas reflejarse en él.
De todas maneras la niñita se quedo pensativa  y cuando volvió a su casa se miro largamente al espejo, pensando y pensando  hasta que se le ocurrió una idea,  lleno de agua la bañera y llevo un muñeco a ver si se reflejaba…pero no…, entonces fue a traer un espejo y lo puso bajo el agua, luego puso a flotar el muñeco de plástico sobre el agua,  efectivamente el muñeco se veía   reflejado en el fondo
Los espejos, si bien eran maravillosos no eran mágicos. Ella entonces preguntó a su mamá si las lagunas tendrían espejos gigantescos en el fondo y claro la repuesta fue negativa. La mamá le dijo que las maravillas que vemos tienen una explicación pero que hay que estudiar mucho para comprender los secretos de las proyecciones y otras cosas, pero que lo más lindo es darse cuenta de que nuestro planeta tiene cosas muy hermosas que debemos cuidar.
En nuestros ojos se reflejan las cosas hermosas del mundo y en nuestro corazón los sentimientos de amor, bondad, generosidad…que no podemos ver pero si sentir
   

jueves, 14 de octubre de 2010

El niñito que volaba



Esta historia es la del primer viaje en avión de un niñito. Este niñito de hermoso color canela tenía la capacidad de encantarse con las cosas más sencillas de la vida, pero un día su mamá lo llevo con sus otros hermanitos a otro país así que tomaron un avión, esto fue increíble para el niñito, él no podía creer que estaba muy alto en el cielo, así que todo el camino hacía preguntas muy originales, preguntaba por ejemplo si el cielo se había caído sobre las montañas, o si esas montañas blancas  que se veían en el cielo eran de algodón, también se le ocurría que volando mucho llegaría donde Dios y sus angelitos…

El pequeño se durmió muy juicioso luego y adivina que vio en sus sueños… sí, él vio unos angelitos revoloteando en el cielo y muchas mariposas hermosas de muchos colores muy brillantes, también vio las estrellitas , era algo maravilloso, pero lo mejor de todo fue que se encontró con muchos niñitos de muchos colores, eran preciosos y muy amables le sonreían y le dieron deliciosos manjares, nada había conocido tan sensacional, él quería quedarse en ese lugar, lo único es que no vio a sus hermanitos ni a su mamá y empezó a llorar, ese momento se despertó llorando, lloraba sin parar desconsoladamente, hasta que sus hermosos ojitos café oscuros vieron a su mamá y sus hermanitos que preocupados trataban de calmarlo.

La azafata anuncio que estaban prontos a aterrizar y el niñito estaba convencido de que llegaría a ese lugar maravilloso que él había visto en sus sueños… pero no.  Bajando las escaleras del avión él vio todo gris, estaba lloviznando, así que arranco a llorar nuevamente, su mamá con mucha ternura lo abrazo y lo abrigo con una suave cobijita, pero el niño seguía sollozando,  luego con todo el ajetreo los hermanitos tuvieron que hacerse cargo un ratito de él, sus hermanitas y hermanito lo calmaban explicándole que iban a llegar a la linda casa de los abuelitos y allí comería cosas deliciosas y que todo el tiempo iban a ir a lindos parques, a la piscina y verían a muchas cosas nuevas y lindas, entre suspiros sollozos y caricias el niñito fue tranquilizándose.

La mamá luego le explico que si existía ese lugar que el había visto en sus sueños y habían montañas blancas luminosas y casas de oro, hermosos niñitos buenos y angelitos, y todo lo más increíblemente lindo: “Es el cielo de Dios al que volaremos luego si nos portamos bien y no peleamos ni hacemos cosas malas, allí iremos y seremos muy felices, también estaremos todos juntos, tú, tus hermanitos, yo… y todas las personas buenas, no tendremos que bajar de allí, pero mientras estamos en la tierra veremos también cosas muy lindas  como las verdes montañas, las flores, los prados, los pajaritos y el sol tan brillante…,  hay días grises y lluviosos  y personas malas pero  son muchos más los buenos y lo bello, así que alégrate y se feliz hijito precioso”.  El niñito disfrutó mucho esas vacaciones  y le gusto mucho lo que vio y vivió y las personas que conoció. 


miércoles, 13 de octubre de 2010

El niño y su sombra


Esta es la historia de un niñito que persiguió su sombra   el día que la descubrió. El día que descubrió su sombra fue algo asombroso, este niñito andaba entonces siguiéndole la pista a un gorrión ( un pajarito muy alegre y pequeño), que rondaba por el jardín de su casa, el gorrioncito recogía pajitas para llevarlas en su piquito y para construir su nido, esto era maravilloso, el niñito pasó horas y horas observando al tal pajarito hasta que  mismo éste lo invito con su piquito a seguirle, el niño muy emocionado fue tras él, observo, sobre un árbol, el nidito ya hecho y vio como la mamá pajarita se acurrucaba en él.
Muy feliz al ver algo tan maravilloso iba caminando y cuando miro al piso había otro niño igual a él  pero sin colores, solo gris, cuando se puso en cuclillas para tocarlo el niño también se puso en cuclillas, luego cuando subió el brazo  el niño también subió el brazo, y cuando caminaba él también caminaba; al niño le pareció muy chistoso que su amigo le imitara en todo.  Ese día corrió mucho tras su amigo gris pero nunca lo alcanzo porque se  ponía por delante , por el lado o por atrás, fue un día muy emocionante y divertido.
Cuando ya se iba el sol a su ocaso (casa del sol), eso entendía él cuando su papá le conto como el sol se dirigía a su “ocaso” cuando iba llegando la noche, el niñito siempre creyó que su papá se equivocaba y en lugar de decir “casa” del sol decía “ocaso” esto le parecía muy gracioso así que nunca corregía a su padre. Bueno el caso es que el niñito ya cansado de perseguir a su sombra, que era su amiguito gris recién encontrado, se fue a su casa pensando en lo gracioso que era decir a la casa ocaso. Llego a su casa muy cansado y le conto a su mamá que tenía un amigo nuevo, le conto como éste lo seguía a todo lado, la mamá le hizo ver que era la sombra y que según la luz se proyecta, al verlo desilusionado la mamá le dijo que si tenía un dulce amiguito que siempre le seguía  y le acompañaba : el Santo Angelito de la Guarda

martes, 12 de octubre de 2010

La niñita con ojitos de estrella



Esta era una niñita que tenía ojos de estrellita, ella siempre miraba las estrellitas desde que era casi una bebecita, en sus sueños veía muchas veces estrellas, no era una coincidencia puesto que en sus ojitos color dorado se veían claramente rayitos que hacían ver sus pupilas como estrellas.
Un día, o mejor una noche, la niñita subió muy abrigada a la terraza de su casa a mirar las estrellas  pues el cielo despejado estaba repleto de ellas, entonces sucedió algo increíble, una pequeña estrella empezó a acercarse y a alejarse, como haciéndole guiños; la pequeña subió sus manitas e hizo el ademan de cogerla…pero claro…no pudo…;  entonces ella pensó que quizá pidiendo ayuda al buen ángel de las estrellita ( ya que su mamá le había dicho que el ángel de las estrellitas si existía) y la envolvió una dulce brisa, y así fue que como en un estado de ensoñación fue llevada muy alto, pero antes de subir alcanzo a coger un balde (cubo) que estaba por ahí.
Entonces lo que paso fue algo maravilloso ya que las nubes iban formando caminitos blancos por donde ella iba y como en surcos a los lados se encontraban las estrellitas, eran brillantes y multicolores, como flores del cielo, la pequeña se sintió plena de dicha y fue a coger las estrellitas.    Camino y camino recogiendo las estrellitas y colocándolas en su baldecito (cubo),  hasta que éste estuvo lleno de brillantes y hermosísimas estrellas, ningún tesoro se comparaba a aquel que la niñita tenía allí en ese sencillo cubo.
Para volver a su casita las nubes le formaron un tobogán muy suavecito y ella resbalo muy segura por el hasta llegar a su pequeña sillita mecedora  de madera allí siguió meciéndose disfrutando del brillo se sus atesoradas estrellas, ningún niño, pensaba ella, es tan dichoso como yo. De pronto sintió que los brazos de su padre la llevaban cuidadosamente a su camita, allí la mamá la cubrió con el edredón de estrellitas que tanto le encantaba y le canto la canción de siempre: “duerme ya duerme ya…”
Al día siguiente lo primero que hizo fue encaramarse a la terraza y buscar el cubo de estrellas brillantes y hermosas que había cosechado, al verlo vacio rompió a llorar hasta que su madre acudió y le explico que quizá todo había sido un sueño, la niñita no quería aceptar esto.  Entonces sucedió algo inexplicable, en pleno día una estrellita se asomo en el firmamento, la madre entonces supo que algo sobrenatural había en todo esto y le dijo a la pequeña que si había un lugar sublime e increíblemente hermoso donde ella algún día podría cosechar millones de bellísimas estrellas pero que debía para ello ser muy buena aquí en este mundo.

lunes, 11 de octubre de 2010

El Tesoro más lindo



Esta era una niñita de rizos suaves que se coloco su vestidito rosado favorito y salió a buscar aventuras por ahí, el sol hacía sonrisas a la tierra y se escuchaba el viento zumbar por entre  los árboles y también acariciaba los cabellos de la niñita que parecían rizadas plumitas.  Una pequeña llovizna caía y se veía como pequeños rayitos de muchos colores cayendo sobre la hierba y las flores que los recibían con gratitud, las mariposas de vivos colores revoloteaban felices alrededor de la pequeña y de un momento para otro la más hermosa de las mariposas se poso sobre su hombro, la niñita la miro fijamente, ella movía sus alas como queriendo decir algo y he aquí que sucedió algo un poco extraño, algo así como un milagro.

Nadie sabe  como pero la niña entendió lo que la mariposa estaba comunicando, solo son cosas maravillosas que pasan especialmente a los niños que entienden más el lenguaje de las criaturitas de Dios y de sus santos ángeles, en fin, todo fue maravilloso ese día en que la mariposita le anuncio a la pequeña que encontraría  un tesoro, ese día en que  brillaban las gotitas sobre la hierba y las flores como diminutos diamantes por el efecto del sol.

La mariposita tomo la delantera haciendo vueltitas en el aire muy feliz, la niña la siguió saltando y cantando hasta que llegaron a un rincón del jardín en el cual habían unas preciosas hojas verdes que brillaban,  entonces se asomo por entre ellas la naricita rosada de un pequeño conejo blanco que saltando se dirigió a una puertita, era una entrada secreta.  La chiquilla fue a abrirla y se quedo abismada de ver en el jardín contiguo un gran árbol rosado (un arupo) y desde allí como diminutas estrellitas caían las flores que ella se apresuro a recoger  y atesorar, en un instante de atrás del árbol salió un niñito con ojitos llenos de alegría, la niñita le devolvió una sonrisa y una amables palabras y jugaron muy felices toda la tarde.

Al volver a su casa la niña dijo s su mamá que había encontrado el mejor de todos los tesoros:   
UN BUEN AMIGO

domingo, 10 de octubre de 2010

La ovejita inquieta


Erase una ovejita  con ojos redonditos y cuellito largo esta ovejita recorría caminos lejanos apartándose de las otras ovejitas, a diferencia de ellas le gustaba jugar con las mariposas y saltar sobre las piedritas de colores, era una ovejita saltarina.
Cuando llegaba la tarde corría con las otras pequeñas ovejas a  resguardarse del  frio en  un cobertizo  calientito que hacía las veces de establo, era muy feliz mirando la luna y las estrellas que se asomaban por las rendijas del humilde y pequeño establo .
Un día la ovejita corría por los caminos como siempre cuando vio en el firmamento una puertita de muchos colores (ella nunca había visto un arcoíris) quiso proseguir  para ver que había al otro lado de la puerta multicolor y oh sorpresa se quedo muy triste cuando desapareció la puertita. Entonces se le nublaron sus ojitos llenándose de lágrimas. Cuando quiso mirar al horizonte tras de sus lagrimas vio muchos puntitos multicolores era el sol que iluminaba las gotitas de sus lágrimas.
Entonces quiso coger las gotitas y estas también se esfumaron.  Cuando volvía camino al establo, una tenue lluvia caía, entonces vio  una pequeña cabaña y como estaba perdida se fue directo a la cabaña para guarecerse, allí habitaba una dulce niña de ojitos llenos de luz, la niña se compadeció de la pequeña ovejita y la puso en su regazo, quiso darle algo de comer  pero ella no sabía que comían las ovejas, así que dejándola muy cuidadosamente en su camita fue a preguntar a su madre que comían las ovejas, la madre con un tierno acento le dijo que comían hierbas.  La niña salió a coger algunas  hierbas para dar a su pequeña ovejita  recién encontrada.
 Al volver la niñita no encontró  la ovejita sobre su cama pero sintió unos saltitos muy tenues en el corredor , allí estaba la saltarina tratando de alcanzar una lamparita llena de prismas colocada en la pared, la niñita al verla se puso a reír y cargándola sobre su hombro hizo que con su cabecita  tocara los prismas colgantes  y estos hicieran una música cristalina; la ovejita entonces se puso muy feliz y saltando de los brazos de la niña quiso coger los rayitos de luz del reflejo de los prismas. La niñita la abrazo con ternura y le hizo ver que eso no se podía hacer,  ya que eran transparentes, fue   así que la ovejita entendió lo de la puertita de colores y vio que el cariño se puede sentir con un abrazo pero que el sentimiento aunque no se puede tocar  es grandioso.